"Time Out"
de The Dave Brubeck Quartet
de The Dave Brubeck Quartet
Académico: [...] En todo, nos encontramos frente a una de las innovaciones más transcendentes de la historia del jazz, que logró conciliar – digamos - swing y academia al mismo tiempo de ampliar su público considerablemente [...]
Al jazz se le adscribe un aire de intelectualidad y elitismo. Ciertamente una carrera vertiginosa si se consideran sus orígenes lumpen – en lo que respecta su status social. No tan así una carrera asombrosa: mientras la santa integridad de un neomarxista como Adorno, cuyo único error parece haber consistido en haberla guardado demasiado, le vedó completamente la comprensión de fenómenos populares que por sí escapan las dialécticas tradicionales de represión y revolución (ver mi reseña de Porgy and Bess), intelectuales como Sartre – por cierto con una inclinación más pronunciada a "meter la pata" – lograron captar con prematura sagacidad el acto auténtico contenido en aquél género que fue capaz de subvertir la náusea de la cultura burguesa. O como lo pone el mismo Sartre en "Jazz in America": "It is dry, violent, pitiless. Not gay, not sad, inhuman. The cruel screech of a bird of prey". El paso del jazz de New Orleans a las tabernas de Saint Germain fue promovido por un existencialismo en búsqueda de una fuerza revolucionaria, es decir un "lumpen" pulcro con capacidad subversiva. Y pareciera que el paso de Saint Germain al canon académico universal se consuma musicalmente con The Dave Brubeck Quartet y su "Time Out".
Conservando el swing como elemento rítmico fundamental, Brubeck (en el piano) logró liberarse de la rigidez métrica que hasta ese momento habría sido el costo de "swingear" la melodía. Con una frialdad científica espeluznante, el cuarteto disecciona el 4/4 que había dominado el jazz, para introducir variaciones desde compases de 3/4 hasta 9/8. El disco abre con Blue Rondo A La Turk (9/8), recordando lejanamente la melodía Alla Turca de la era Mozart (aunque la pieza no se basa en esa famosa composición). Únicamente el tono característicamente suave del saxofón alto de Paul Desmond rescata cierta apacibilidad que de otro modo se habría perdido totalmente por la manera guillotinesca de llevar a cabo el experimento musical. Por cierto, la pieza más famosa del disco es la composición del mismo Paul Desmond: Take Five, en un compás continuo de 5/4. Con éste, el cuarteto amenaza al oyente con una crueldad rítmica abrumadora, con aires de pedantería académica. Y así sucesivamente, y todavía más pronunciado en Three to get Ready, abriendo con el 3/4 de un vals y alternando en lo siguiente con un 4/4. Pero es siempre el saxo de Desmond que contrapesa el estilo catedrático tan característico del disco – cariñoso saxo, que alivia la tortura tecnocrática. En todo, nos encontramos frente a una de las innovaciones más transcendentes de la historia del jazz, que logró conciliar – digamos - swing y academia al mismo tiempo de ampliar su público considerablemente: logró posicionarse en el número dos del U.S. Billboard "Pop Album" chart en el '61.
Curioso capricho de la historia. Es finalmente una revolución musical en el jazz - en lo que respecta la métrica - que allana el camino a su canonización. Y es que como fenómeno cultural no logra liberarse de su propio mito, que lo persigue implacablemente – aun más en los momentos en los cuales se pretende liberar de él. O bien: ¿no parece ser su siempre repetida liberación su propio mito? Ya en los cuarenta Sartre sentenció: "Jazz is like bananas – it must be consumed on the spot". Pero en el umbral de los sesenta éste género lentamente va perdiendo su característica "bananera" (¡o delicia efímera del vaivén cotidiano!) para tomar su lugar (por cierto merecido) entre los archivos de conservatorios y las colecciones de intelectuales y los que pretenden serlo. El mito de la revolución, tantas veces repetida, se convertiría en una rueda de hámster en suspenso.
Escucha: Blue Rondo A La Turk, de The Dave Brubeck Quartet
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