"Ultrasol"
de Christianes
de Christianes
Conmovedor: Una placa digna de desmenuzar con calma y que despliega todas formas en que el ser humano puede amar y escapar del dolor por la tragedia romántica. [...]
La banda chilena del "One hit wonder". Christianes fue aquella conformación con un sonido local más arriesgado y que dejó un gustillo inquietante en la primera mitad de los noventa, época en que el monstruo de EMI se las jugaba por el denominado "Proyecto de Rock Chileno" que reclutó a Los Tetas, Pánico o Lucybell, sólo por nombrar algunos.
Christianes contaba con una condición: desplegar letras amorosamente pesimistas, en que la pérdida se hace inevitable. El disco "Ultrasol" es su prueba máxima.
La pérdida y la desilusión están presentes, pero con posterioridad cobra fuerza el escape para alcanzar la liberación del dolor. Pretender desterrarse y olvidar la tragedia amorosa. Y desterrarse en lugares en que el lejano sol, el viento y el mar son supremos para intentar curar esas heridas. Paisajes en el que el sol violeta hace enceguecer, en el que el color del viento se encarga de traer recuerdos, o en el que, simplemente, podemos dejar rastros entre la lluvia. Los cuestionamientos del porqué se va el amor no se ausentan.
El trío conformado por los Christianes, Heyne y Arenas junto a la incomparable Evelyn Fuentes innovó en el sonido local influenciándose por las esferas más oscuras como las de The Cure y de Jesus and Mary Chain. No olvide el boom que se produjo también con Los Ex, Venus, Javiera y los Imposibles, Santos Dumont, entre otros, cuando todos creíamos que el "Edén" se estaba manifestando en Chile en términos musicales, sobre todo en el intento de consolidar una industria. Y en eso quedó, en un intento.
"Temo que la tormenta / Rompa mi jardín / Al comenzar la lluvia / Volveré a dormir / Bésame una y otra vez / Sin saber porqué" (de la canción Marfil) resultan ser letras simples, plagadas de melancolía y emoción, y que se enriquecen con el trabajo instrumental (póngale oído a las cuerdas) y el sello indiscutible de Evelyn, quien no contaba con experiencia vocal y que, sin embargo, deslumbra con su entrega. Cabe destacar el acompañamiento vocal de los cerebros del grupo.
El sonido de "Ultrasol" se torna como un giro impresionante noventero. Es un disco pop que cautiva además por la dosis añadida de Heyne - quien se convirtió en el productor sobrevalorado detrás de los trabajos de Javiera Mena y ex Pacman junto a Koko Stambuk, con el que moldeó los proyectos Supernova y Stereo 3. Sus sintetizadores ligeros y no pretensiosos enriquecen notablemente y se entrelazan con la voz dulce, melancólica y la delicada potencia de Evelyn.
De la placa se desprende el single que se aferró en el público por aquel año 95'. "Espero que vengas por mí / Antes que salga el sol / Y si el sol sale te esperaré hasta morir / O hasta que muera el sol"... Sí, estas líneas son parte de Mírame sólo una vez, la joya que duraba cerca de tres minutos y medio y que hablaba de la imposibilidad de permanecer con el ser amado dejando sumido en las falsas expectativas. Nuevamente una triste historia plagada de magnetismo por la voz de Evelyn. Precisamente, este sencillo es el que aparece en todos esos "trillados" conteos de las canciones chilenas más emblemáticas de cada generación; en el caso de esta composición, claramente, de los noventa.
Heyne, Arenas y Fuentes se despojaron de Christianes en 1997, pero alojaron un singular disco en una etapa gloriosa para la música chilena. Una placa digna de desmenuzar con calma y que despliega todas formas en que el ser humano puede amar y escapar del dolor por la tragedia romántica.
Escucha: Marfil, de Christianes
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