
[...] En la interpretación de Diabolic esta intensidad alcanza su manifestación completa, en la que confluye de forma extraordinaria el potencial emancipador y la honestidad de la experiencia personal, elementos que fueron esenciales para el éxito del Hip-Hop.
Ya en su génesis el Hip-Hop da cuenta de una gran afinidad con otros estilos musicales. Sin embargo, en la primera década de este siglo, la fusión del rap con la música pop (y la mutación del rap en música pop) da lugar a la pregunta sobre la identidad de este estilo musical. Mientras en Latinoamérica prometedores vertientes del movimiento fueron opacadas y absorbidas por el Reggaeton, en EE.UU. los nuevos grandes raperos ya no muestran gran técnica ni espíritu al rimar, y ello ya no es necesario para vender. La falta de talento lírico se puede suplir por una gran campaña de promoción comercial y la construcción de una imagen que llame la atención (como el típico caso de 50 Cent). Poco queda en el mainstream Hip-Hop de las reivindicaciones sociales y la convocación para luchar contra el sistema (como en su época Public Enemy, o Tupac Shakur). En general, ya tampoco se encuentran testimonios personales cuya autenticidad y elegancia rítmica ameriten calificar canciones como obras de arte (como en su momento temas de The Notorious B.I.G. o Eminem).
Una conclusión que se puede sacar de esta tendencia es que el Hip-Hop está en decadencia y desapareciendo, en su fusión con una nueva música pop. Otra conclusión, a mi parecer más acertada, es que el espíritu auténtico del Hip-Hop aún existe, con el mismo vigor de siempre, pero volvió al "underground", demarcándose de esta forma del mainstream rap que ya no tiene mucho en común con lo que hizo surgir al Hip-Hop como estilo de música con "mass appeal" en los 90.
Uno de los representantes más conocidos de esta nueva fuerza del rap es el artista peruano crecido en EEUU conocido por Immortal Technique, quien en sus canciones llama a la revolución, también contra la industria de la música Hip-Hop, publicando sus obras en sellos independientes.
En el mismo sello de Immortal Technique llamado "Viper Records" fue publicado este disco, "Liar & A Thief", de Diabolic que pretendo reseñar a continuación.
Diabolic, quien adquirió notoriedad por su participación en "Rap Battles" durante los últimos años, tiene una técnica de rima perfecta, que en ocasiones nos recuerda a Slim Shady en sus mejores tiempos: nos bombardea con rimas dobles sucesivas dando forma refrescante al muy intenso contenido de sus textos.
El disco comienza con una reivindicación del Hip-Hop en el primer tema Stand By. Junto a una base poderosa ofrece rap de batalla, demostrando maestría al rimar e ingenio con los juegos de palabra ("That's why you're shook to respond, like magic 8 balls"). Desde el principio logra captar la sensación de protesta destructiva de todo el disco ("Scream like you never do, let them know you're here / Punch the motherfucker next to you", "Who don't give a fuck now, living like they can't die").
Continúa en esa línea, manifestando su dedicación a la lucha contra el sistema junto a Immortal Technic (Frontline, Soldier's Logic), llamando a resistencia ciudadana contra la fuerza policial y política de desinformación estadounidense (Riot, y también Truth, Part 2) y destacando las ataduras estatales al desarrollo individual (Modern Day Future). Este último tema recibe una gran dinámica de Deadly Hunta quien aporta con el chorus la frescura del Ragga.
A pesar de la gran calidad de estos temas, el valor de la obra de Diabolic (producida principalmente por Engineer) es el carácter multidimensional del conjunto, que precisamente no se limita a llamar a la lucha contra una sociedad opresiva sino que incluye la experiencia personal de Diabolic, como individuo desadaptado. En I Don't Wanna Rhyme se desata toda la energía (auto-)destructiva de una persona que frente marginalización y frustración durante su vida (y frente al Hip-Hop, para colmo es blanco) ha sido acorralada hacia la frontera de la locura. Ya no como representante de un grupo que se opone a la opresión estatal, sino que como ser humano desmoralizado tematiza sus problemas familiares y económicos, mostrando los motivos personales que han catalizado el impulso desafiante al orden institucional (Reasons, Behind Bars), incluyendo sus problemas de alcohol, tema de una de las mejores canciones del disco, 12 Shots, relatando con impactante autenticidad el pensamiento de un hombre solitario, desesperado que, sentado en un bar, trata de manejar sus problemas con un trago tras otro. En este momento, la culpa ya no está en el estado, la sociedad o la industria del Hip-Hop. En este momento él ya no es la autorizada voz de un grupo oprimido ni un revolucionario del siglo XXI. En este momento se muestra la debilidad de un hombre aislado, agobiado con el mundo, buscando forma, ya no de enfrentarlo, sino de escaparse de él. El extremo contrario dentro de la misma personalidad, acompañado con sonidos de guitarra y un brillante chorus de Nate Augustus reafirmando la sensación de resignación.
Se puede decir que la autenticidad aun existe en el Hip-Hop, quien la valora, la debe buscar en el underground, donde aún se encuentra la intensidad que siempre ha caracterizado este estilo musical. En la interpretación de Diabolic esta intensidad alcanza su manifestación completa, en la que confluye de forma extraordinaria el potencial emancipador y la honestidad de la experiencia personal, elementos que fueron esenciales para el éxito del Hip-Hop.
Escucha: 12 Shots, de Diabolic

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