Disco: "Orfeu Negro OST"
Artista: Tom Jobim / Luiz Bonfá
Año: 1959
Label: Verve
Género: Jazz / Samba


[...] Son representaciones de cierto barroquismo fantástico, de una cultura ecléctica en su mismo ser. La fuerza musical y la variedad de sonidos que reúne el carnaval carioca son comprensibles a partir de los diferentes estilos musicales que componen la masa auditiva del disco: "batucadas" y "enredos" de distintas "escolas de samba" [...]
Pongámoslo en términos dialécticos: si he interpretado aquél famoso concierto de Jazz en el cuál se dieron cita las más grandes figuras del Bepop, "The Quintet at Massey Hall", como expresión sobresaliente de una época cuyas representaciones levitan entre lo blanco y negro, el disco que pretendo presentar en lo siguiente correspondería precisamente a la negación de aquella imagen tan dicotómica que nos hacemos de los cincuenta. En su conjunto, sintetizarían su contradicción para dar lugar al decenio de las revoluciones culturales: los sesenta, una época tan cargada de sucesos e imágenes míticas.
El embrollo cultural y musical de entre el cuál surgió la Bossa Nova, para al cabo de unos cuantos años tomar de asalto las fortalezas de la cultura hegemónica en los Estados Unidos y Europa occidental, no se puede apreciar de mejor manera que viendo la película de Marcel Camus titulada "Orfeu Negro" y dejarse llevar por el soundtrack del cual entrarían en la historia del Jazz dos de sus temas. Pero más que un telón de fondo para el genio compositor de Tom Jobim (o también Antônio Carlos Jobim), junto con Luiz Bonfá, la historia de Orfeo y Eurídice traspuesta a las favelas de Río de Janeiro genera un marco interpretativo para permitir un entendimiento a mi parecer más profundo de la "nueva ola" que sobrevino a la música contemporánea. Pues evidencia la dualidad eterna entre el destino trágico irrevocable y la felicidad pasajera, ésta última llegando a su máximo despliegue solo al borde mismo del abismo y de la amenaza permanente de su destrucción.
Para retomar la referencia dialéctica que ofrecí inicialmente al lector: en oposición al mito del Jazz blanquinegro, las escenas carnavalescas de la película estallan de colores fuertes. Son representaciones de cierto barroquismo fantástico, de una cultura ecléctica en su mismo ser. La fuerza musical y la variedad de sonidos que reúne el carnaval carioca son comprensibles a partir de los diferentes estilos musicales que componen la masa auditiva del disco: "batucadas" y "enredos" de distintas "escolas de samba", un "samba" (O Nosso Amor) y un "frevo" (Frevo de Orfeu), e indagando hasta en las raíces más profundas de la cultura afro-brasilera se presencia la música ceremonial de una "macumba".
Sin embargo, el carnaval en su espectacularidad sobresale como la contracara de la pobreza – como un exceso de vida que contrapesa la miseria cotidiana del tercer mundo. Y este es el tema de una de las dos canciones más importantes de la banda sonora: A felicidade. Pero que el título de la composición se refiere precisamente a su contrario se evidencia perfectamente cuando la voz de Agostinho dos Santos se superpone a la batucada del carnaval junto a la guitarra de Roberto Menescal: "Tristeza não tem fin / Felicidade si" Compuesta por Jobim, con letra del poeta Vinicius de Moraes, evoca la tragedia cotidiana justo en el punto culmine de la comedia carnavalesca: enfatiza, en fin, la fragilidad de la felicidad.
Con Manhã de Carnaval, Luiz Bonfá inscribió un clásico en el repertorio del Jazz. Aunque la versión de la película todavía no es del estilo bossa nova propiamente tal, ya presenta algunos rasgos que marcarían el camino de la apropiación jazzística del samba que se conocería bajo aquél nombre. Su rol en la película es revelador: siendo una canción órfica se le supone contener una fuerza seductora tal que provoca el levante del sol. La ligereza de su melodía logra elevar un fenómeno cotidiano a un suceso mágico – es la mañana que inauguraría los días del carnaval.
Como es de suponer, la bossa nova es prontamente cooptada por la cultura dominante. Frank Sinatra, por ejemplo, compuso una canción titulada A day in the life of a fool que se basa en la melodía de Manhã de Carnaval. Lo que se perdió, sin embargo, es el alma del tema original, la dialéctica de felicidad y tristeza cotidiana como el destino mismo de la cultura popular. Y la corrupción del bossa nova por medio de su apropiación pequeño-burgués no se expresa de mejor manera que por medio de la ridiculez de la cantora alemana Manuela, con Schuld war nur der Bossa Nova (La culpa era del Bossa Nova). Y así nos podríamos preguntar finalmente: ¿es posible siquiera acercarnos a aquél fruto de la cultura brasilera sin deformarlo mediante representaciones míticas que nos hacemos al respecto de él?
Escucha: A Felicidade, compuesto por Tom Jobim
No hay comentarios.:
Publicar un comentario