[...] un hombre con una visión divina reclama la herencia para ofrecerla en ofrenda al mismo genitor. En una rotación estelar, el Jazz, por medio de su último gran triunfo, vuelve al regazo de su infancia; pero portando con la sapiencia de una infantilidad veterana. [...]
Quizás la seriedad es el engendro del dogma y de la espontaneidad. Mientras el dogma sumerge el acto en el regazo reconfortante de la fe, la espontaneidad libera la libido requerida para sentir un auténtico compromiso existencial. La seriedad es el punto de equilibrio desde el cual se emprenden misiones con la serenidad necesaria y suficiente – sin distracción por lo irrisorio, el sinsentido, el aburrimiento. Y así, pongámonos serios por un momento, con "A Love Supreme" de John Coltrane.
La grabación es una suite en cuatro partes, que sigue recorridos canónicos: Acknowledgement, Resolution, Pursuance, Psalm – un himno de Jazz al ser todopoderoso. En 1957, nos narra Coltrane, había experimentado un despertar espiritual (sometido a un tratamiento antidroga). Pero una época da irresolución prevaleció: hasta que supo reencontrar, en el año 1964, la serenidad suficiente para fundir improvisaciones jazzísticas e alabanzas al ser divino en un auténtico acto musical – en sentido enfático - por el que debemos dar gracias aún.
Coltrane no vino a los estudios de Bob van Gelder para bromear. Pareciera que ya se pudiera presenciar la seriedad con la cual debe haber emprendido su misiva divina en el retrato suyo del cover: la mirada fija sobre un punto más allá de las vanidades mundanas; severo, pensativo, concentrado en su tarea misionaria que recobraría la raíz espiritual del Jazz, desde el cual éste se había apartado definitivamente por medio de los disparates soberbios del Bepop. En su momento de vanguardia, el Jazz logra reencontrarse con un dios al que había abjurado. Tres años más tarde su profeta fallecería prematuramente.
La pieza más recargada de misticismo religioso es el salmo último: sumergido en la atmósfera extática evocada por el bass, el piano y los drums, Coltrane recita un poema escrito por él mismo (A Love Supreme) por medio de su tenor sax con una humildad increíble en vista de su tarea vanguardista. Desde: "I will do all I can to be worthy of Thee O Lord..." hasta el fin glorioso: "ELATION-ELEGANCE-EXALTATION- All from god. Thank you god. Amen." Es precisamente la ruptura entre La Palabra y su reproducción musical que da lugar a aquella combinación pródiga del dogma y la espontaneidad.
En todo, el protagonista se presenta en postura disminuida solo para enfatizar la intensidad músico-espiritual de su cuarteto en ocasiones puntuales. Así, junto a un gong abre el disco con una charanga explosiva que pareciera querer anunciar la buena nueva – para después desvanecer de a poco en el fondo del torrente musical que había invocado, y variar el Leitmotiv (que repite la cadencia de A-love-su-preme) en tonalidades al parecer fortuitas. Se reintegra al primer plano recitando ahora vocalmente aquél tema – en un ominoso overdub. En Resolution y Pursuance el elenco de Coltrane logra mantener aquella coherencia deslumbrante de improvisaciones sobre el trasfondo de un tema común para estallar en una culminación de energías que posteriormente daría lugar al ya mencionado salmo.
Estamos en los sesenta: los Beatles y el pop habían conquistado la escena cultural. Los momentos más populares del jazz ya pertenecían al pasado – se recomienda leer "On the road" de Jack Kerouac o, para los afines a escritores latinos, "El perseguidor" de Julio Cortázar para revivir aquella época – y aún así, un hombre con una visión divina reclama la herencia para ofrecerla en ofrenda al mismo genitor. En una rotación estelar, el Jazz, por medio de su último gran triunfo, vuelve al regazo de su infancia; pero portando con la sapiencia de una infantilidad veterana. Seria.
Escucha: Psalm, de John Coltrane
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