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13-11-2010

El Cadáver Exquisito


Disco: "Closer"

Artista: Joy Division

Año: 1980

Label: Factory

Género: Rock


[...] Las voces particulares me ceban, y no lo duden, sin embargo el tono de Ian Curtis llega a ser demasiado metálico en ciertos puntos. Quizás la severidad robótica sea el condimento perfecto para transmitir su pérdida de humanidad, quién sabe.

Sabemos que escuchamos una gran canción cuando llegamos a sentir que alguien ha arrancado un pedazo de su vida y lo ha depositado en ella. Asumimos que así fue a través de toda la – corta - obra de Joy Division y eso nos explicaría por qué Ian Curtis desapareció rápida y furiosamente dejando tan sólo ese cadáver exquisito que llamamos una obra musical. En cualquier caso, y como ocurre con la mayoría de los álbumes de toda banda, "Closer" ofrece algunas canciones dignas de un bis y otras que deben ser saltadas de vez en cuando.
Los miembros del grupo, quizás sin pretenderlo, se encuentran inscritos dentro de la naciente escena goth de la época, marcando las pautas a seguir: líneas de bajos descendentes que son la columna vertebral de las canciones, con guitarras que tienden a ser secundarias y teclados ambientales en la época del descubrimiento de lo sintético. Efectivamente, esta entrega experimenta mucho más con lo electrónico que su antecesor, formando el puente natural con lo que después vendría a ser New Order.
Las canciones de Closer, puedes saber de entrada si te gustan o no. Así de tajante, se mueven a un nivel muy básico. Lo primero en destacar es el oscuro torbellino psicodélico de Isolation. Muestra los primeros signos de locura con su repetición lastimera de las (propias) decepciones juveniles que, en un giro sorpresivo, termina justificando y señalando el goce que hubo en ellas. También Heart and Soul seduce rápidamente con su canto casi susurrado, sus tenebrosos teclados a la expectativa de una desgracia y una batería que raya entre lo repetitivo y lo hipnotizante. La rabia inesperada de Twenty Four Hours es el contraste perfecto para el canto severo de Ian Curtis, todo junto a letras que subrayan la pérdida amorosa, tema-obsesión del vocalista que simplemente parece hundirse en la resignación.
La respuesta no está cerrada y dejo la controversia abierta para su discusión, pero me parece que Joy Division es uno de esos grupos que han brillado a pesar de la voz de su cantante. Las voces particulares me ceban, y no lo duden, sin embargo el tono de Ian Curtis llega a ser demasiado metálico en ciertos puntos. Quizás la severidad robótica sea el condimento perfecto para transmitir su pérdida de humanidad, quién sabe.
De todas maneras, queda ese extrañamente agradable gusto irónico que da escuchar un contenido tan tenebroso hecho con ritmo para ser bailado; la risa post mortem que encontraremos a futuro en sus múltiples descendientes musicales como The Cure, Depeche Mode, The Smiths, She Wants Revenge o tantos otros. El alma en pena que se desgaja canción tras canción repitiendo las frases que la condenaron, es definitivamente una marca registrada de Joy Division.
Escucha: Isolation, de Joy Division

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