Disco: "Porgy and Bess"
Artista: L. Armstrong / E. Fitzgerald
Año: 1957
Label: Verve
Género: Jazz / Opera


[...] El jazz no es simplemente una variante desamparada de la cultura hegemónica, sino más bien un proceso de redefinición de sus coordenadas. Y en eso, fue revolucionario.
A modo de intermezzo filosófico, demos un paso atrás en doble sentido, es decir atrás a modo de distanciamiento reflexivo y atrás en el tiempo, a los orígenes. En 1935, se estrenó la ópera popular "Porgy and Bess", compuesta por George Gershwin con libretto de DuBose Heyward. Jazzísticamente hablando, tuvo repercusiones inmensas posteriormente, pues dos de sus canciones se convertirían en estándares indiscutidos de aquél género: sobre todo Summertime, tema que cualquier fanático debería saber de memoria, pero también It Ain't Necessarily So. Para ocasión de ilustrar algunos puntos, elegí el studio álbum del año 1957, interpretado por Ella Fitzgerald y el ícono indiscutido del jazz: Louis Armstrong. Espero que se me perdone cierto anacronismo para cumplir con mi promesa de combinar orígen y razón en un pas de deux reflexivo.
Por allá en 1936, el filósofo alemán Theodor W. Adorno publicaría una crítica devastadora del jazz. Para él, la síncopa en sus diversas variaciones como elemento fundamental, delata el carácter intrínsecamente conformista de aquél género que en su origen se jactaría de una genialidad arcaica. En vez de hurgar a una rebelión contra el metro fundamental del tema, las fases improvisadas varían sobre él de manera puramente esquemática, normada de antemano y así produciendo una simple apariencia de libertad que en su misma ejecución es contrarrestada por la implacable rigidez la composición original. Asimismo, el vibrato aunque pareciera interponer la reivindicación subjetiva ante la consonancia del arreglo instrumental, solamente la varía, con el efecto de ocultar el devenir de lo "siempre parejo" ("Das Immergleiche"). El éxtasis de los músicos y los bailarines sería nada más que un orgasmo precoz producido por el temor de castración que emana del inescrupuloso ritmo dominante. El jazz – según Adorno – sirve para desvelar ritualmente el carácter totalitario de las sociedades capitalistas, en las cuales se admite la desviación individual, mientras se obedece a su metro fundamental.
Esto en cuanto a un primer distanciamiento reflexivo respecto del jazz.
Y ahora en cuanto al origen:
Escuchando la hermosa grabación realizada por Fitzgerald y Armstrong, de la ópera "Porgy and Bess" (que fue compuesta por aquella época en la cual Adorno habrá escrito su ensayo), tenemos la intuición de que no puede ser del todo tan fácil. En Summertime, composición en la cual repercute la languidez del blues, la voz maravillosamente pulcra de Fitzgerald, anunciada ya por la trompeta de Armstrong, emerge por entre la melodía empapada con el misticismo pesado de una calurosa tarde de verano del sur estadounidense. La parte más excitante es ciertamente cuando ambos cantantes interactúan vocalmente al cierre de la pieza: Fitzgerald varía sutilmente la melodía y Armstrong la acompaña con un scat – una interacción no exenta de cierto erotismo. Y es que esta composición, que es una canción de cuna, interpretada por Armstrong y Fitzgerald ¿no parece representar simbólicamente la concepción inmaculada del jazz como género musical (reitero: perdóneseme el anacronismo)?
Para contradecir a Adorno, parece bastar con escuchar la letra de It Ain't Necessarily So... "The things you are liable to read in the bible – it ain't necessarily so...". Un sermón pronunciado en estado de subyugación, que por el acto de apropiarse del dogma reinante invita a dudar de él y en eso reinventarlo. Es que las promesas que contiene son impostura en la boca del señor, pero devienen verdades como grito de guerra. No es más que una soberbia intelectual occidental el pensar que la revolución debe provenir de lo radicalmente "otro", pues es esta actitud expectante la que por mientras le confiere la perfidia moral para complacerse con un (pseudo-)devastador auto-juzgamiento. Pero si aquél "otro" se atreve a internarse en los intersticios de lo cual nos creemos perteneciente, no logramos ver en ese tribunal que una versión disminuida y corrupta de la autocrítica que efectuamos. Y como Adorno en su perplejidad permaneció él mismo rígido ante la dinámica de nuevos movimientos socio-culturales, debemos adecuadamente comprender el jazz como una revolución que reclama el cumplimiento pleno de las promesas insertas en la nueva cultura popular que surge a lo largo del siglo XX. El jazz no es simplemente una variante desamparada de la cultura hegemónica, sino más bien un proceso de redefinición de sus coordenadas. Y en eso, fue revolucionario.
Escucha: It Ain't Necessarily So, interpretado por Louis Armstrong y Ella Fitzgerald
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